domingo, 10 de abril de 2016

POLIDEPORTIVO DE VERANO.


Las fiestas del pueblo llaman a trofeo y allí que acude la masa infanto-juvenil. 
Debíamos andar por el verano de 1968 o quizá 1969. Quizá que no fuimos capaces de completar un equipo de once jugadores como como mandan las reglas del noble deporte futbolero; que los que faltan tuvieron que salir corriendo a realizar algún recado en casa o, a lo mejor, fuimos pioneros en lo que posteriormente devino en llamarse fútbol 7. Obviamos lo de fútbol sala porque requiere una pista adecuada y, en esta ocasión, la pista es bancal, pegadito a la "azarbón", donde hoy se ubica el Colegio Nuestra Señora de la Antigua.  
Aquel lugar fue testigo durante varios veranos, de encuentros deportivos de máxima rivalidad, que, en ocasiones, acababa en el mundo de las apuestas: Casera blanca, Naranja o Cola. Paga el que pierda. 
Y sirva de homenaje a aquellas "botas" oficiales que solíamos calzar y mundialmente conocidas por "la tórtola". 

Otra cosa que me hace dudar es el material del balón. Posiblemente de aquellos llamados de "ceplástica" y que estaban especialmente preparados para caer una y otra vez a la azarbe y que no sufriera la "piel". 


De izquierda a derecha, de pie: Patricio, Juan Castejón (Dora), Alarcón, Cañí, Pepe Zomeño, Paco Bravo. Agachados: Santiago, Antoñico Torralba, Diego Alarcón, Carmona. 



Esta imagen es prima hermana de la anterior y está tomada en la Calle Martínez Costa. Acabados los encuentros llega la hora de recoger el trofeo. Ya, como se puede ver, despojados de nuestras equipaciones y vestidos siguiendo las pautas de la moda de la época.    

Las dos fotos son del archivo de Paco Bravo Ortíz, hijo de Paco Bravo, que fuera directivo durante varios años del equipo CCD Monteagudo.